“Los que sufren según la voluntad de Dios, entréguense a su fiel Creador y sigan practicando el bien”. 1 Pedro 4:19 (NVI)

Hay personas que dicen que Dios quiere que todos sean millonarios. Que Dios nunca ha querido que alguien tenga cáncer. Que Dios nunca ha querido que enfrentes problemas en tu vida. 

Pero la Biblia dice que algunas veces el sufrimiento es parte de la voluntad de Dios para tu vida. ¿Por qué? porque te hace más como Jesús, profundiza tu fe, te permite atesorar recompensas en el cielo, edifica tu carácter y te enseña a adorar en lugar de preocuparte.

Hay tres tipos de sufrimiento en el mundo. El sufrimiento común, es un sufrimiento que es común para todos. No importa si eres bautista, budista, musulmán, ateo o lo que sea. Todos sufren ciertas cosas. Cuando un huracán llega a una ciudad, no solo escoge a los cristianos.

Hay sufrimiento en el mundo que todos tenemos en común. 

El segundo tipo de sufrimiento, es el sufrimiento carnal. Ese sufrimiento que te provocas a ti mismo a causa de tu propio pecado. Si vivo una vida completamente inmoral y me contagio con una enfermedad de transmisión sexual, es mi culpa. No es la culpa de Dios. No es la culpa de nadie más. Es mi culpa. Si gasto más dinero del que puedo ganar y ahora a causa de mis deudas estoy en bancarrota, no es la culpa de nadie más sino mía. Ese sufrimiento es causado por mis malas decisiones y pecado.

No todo sufrimiento es a causa del pecado. La Biblia dice que algunas veces el sufrimiento es parte de la voluntad de Dios, porque Dios está más interesado en tu carácter que en tu comodidad.

La Biblia dice en 1 Pedro 4:19, “Los que sufren según la voluntad de Dios, entréguense a su fiel Creador y sigan practicando el bien” (NVI). 

No importa qué dardos te ataquen, no importa lo que sufras en esta vida a causa de tu fe, Dios quiere que te mantengas firme y permanezcas haciendo bien a los demás. ¿Es así de fácil? No siempre. ¿Hace falta fe? Definitivamente. ¿Vale la pena? Absolutamente.