“Si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas”. Mateo 6:15 (NVI)

El perdón no es fácil. Puede ser una de las decisiones más difíciles que tomarás.

Pero nunca tendrás la vida que Dios quiere para ti a menos que puedas perdonar a las personas que te han lastimado. Aquí hay tres razones por las que es esencial perdonar a los demás:

Perdonamos porque Dios nos ha perdonado. Cuando vienes a Cristo, tus pecados no solo son perdonados. ¡Están borrados! Dios ya no tiene registro de tus pecados.

La Biblia dice: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte” Romanos 8:1-2 (NVI).

Cada persona se enfrenta a un círculo vicioso, donde quiere cambiar, pero cometen un error y se sienten mal por ello. Luego lo intentan de nuevo, fallan y se sienten mal por eso otra vez. Es un ciclo que probablemente no romperán hasta que aprendan a ofrecer perdón a las personas que les han lastimado porque a nosotros mismos nos han ofrecido el perdón a través de Cristo.

Perdonamos porque el resentimiento nos hará miserables. Aferrarse a una herida es como beber veneno y esperar que mate a la persona que odias. Siempre te duele y te hace más daño a ti que a la otra persona.

Conozco personas que continúan siendo lastimadas por personas que no han visto en décadas. Eso es una tontería. Esas personas ya no pueden lastimarte sin tu permiso.

Puedes elegir ser feliz, o puedes aferrarte al dolor. No puedes hacer ambas cosas.

Perdonamos porque necesitaremos más perdón en el futuro. No has terminado de cometer errores. Yo tampoco. Planeo cometer algunos errores más durante el resto de mi vida. Y, por supuesto, ¡necesitaré que alguien me perdone cuando los haga!

Una vez alguien se acercó al teólogo británico del siglo XVIII John Wesley y le habló de una persona a la que no podía perdonar. Wesley le dijo al hombre: “Entonces espero que nunca peques”.

No podemos recibir lo que no estamos dispuestos a dar a los demás. Jesús lo dice así: “Si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas” Mateo 6:15 (NVI).

Perdonar a las personas que te han lastimado no es solo lo correcto. Es lo más inteligente que puedes hacer.