“Si oras a Dios y buscas el favor del Todopoderoso, si eres puro y vives con integridad, sin duda que él se levantará y devolverá la felicidad a tu hogar. Aunque comenzaste con poco, terminarás con mucho”. Job 8:5-7 (NTV)
Podría resultarte difícil leer un mensaje sobre integridad, porque quizás repases en tu mente todas las veces que no lo lograste, todas las oportunidades que tenías para mostrar integridad y no lo hiciste, todos los fracasos morales en tu vida. Todos podríamos hacer una lista similar de fracasos.
San Agustín dijo que la confesión de malas obras es el comienzo de buenas obras.
Si tienes seriamente el deseo de convertirte en un hombre o mujer de integridad, el primer paso es admitir que tú no has tenido integridad. Acabas de admitir que no siempre mantienes tus promesas. Frecuentemente te gusta el chisme. Algunas veces flojeas en el trabajo. Pretendes ser alguien que no eres. ¡Solo admítelo a Dios!
Gran cantidad de personas segmentan sus vidas y piensan que pueden vivir con integridad cuando ellos están albergando el pecado en un área de su vida, siempre y cuando no afecte las otras áreas. Yo llamo a esto el mito del Titanic. Se suponía que el Titanic era el primer barco insumergible porque era la primera nave hecha para segmentar y compartimentar el casco. Teóricamente, si entraba agua en una parte del barco, se cerrarían las escotillas y no se hundiría toda la nave.
Pero amigos, cuando esto llega a tu vida, Un agujero en el barco es un agujero en el barco y, tarde o temprano, te hundirá. Esa pequeña área que crees tener bajo control, eventualmente te hundirá. Y esto afectará a la gente que te rodea, porque mientras el pecado es personal, nunca es privado.
Ninguno de nosotros es perfecto, Dios no espera que seas perfecto. Sin embargo, Él espera que tengas integridad y el punto de partida es confesar tus pecados —no importa que tan larga sea tu lista.
Dios está más interesado en tu corazón que en tus pecados. Nunca vas a ser perfecto. Nunca vas a estar sin pecados. Pero puedes pecar menos.
Esa es la elección de integridad.
¿Qué área de tu vida tienes separada de tu familia? ¿Cómo te ha afectado espiritual, emocional y físicamente?
¿Por qué piensas que Dios quiere que confieses tus pecados cuando Él ya los conoce?
¿Cómo pueden tus pecados afectar a otros, aun cuando no lo saben?
Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; haz la oración que encuentras al final de nuestra página: Conoce a Dios
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¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje? ROMANOS 10:14 (DHH)