“Pero si vivo, puedo realizar más labor fructífera para Cristo. Así que realmente no sé qué es mejor. Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí; pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo. Al estar consciente de esto, estoy convencido de que seguiré con vida para continuar ayudándolos a todos ustedes a crecer y a experimentar la alegría de su fe”. Filipenses 1:22-25 (NTV)
Cuando te mantienes enfocado en tu propósito en lugar de tu problema, puedes ser feliz aun cuando la vida parece estar desmoronándose.
Pablo era un hombre viejo cuando estaba en prisión en Roma. Él estaba lejos de casa. Estaba esperando su ejecución. Le habían quitado todo: sus amigos, su libertad, su ministerio e incluso su privacidad, con un guardia encadenado a él las 24 horas del día. No era exactamente un tiempo feliz para Pablo.
Pero había una cosa que ellos no podían quitarle: Su propósito. Pablo tomó la decisión de mantenerse enfocado en su propósito, aun cuando había perdido todo lo demás. ¿Cuál era su propósito? Servir a Dios al servir a otros.
Pablo dijo en Filipenses 1:22-25 “Pero si vivo, puedo realizar más labor fructífera para Cristo. Así que realmente no sé qué es mejor. Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí; pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo. Al estar consciente de esto, estoy convencido de que seguiré con vida para continuar ayudándolos a todos ustedes a crecer y a experimentar la alegría de su fe” (NTV).
Nunca olvidaré cuando leí el libro de Víctor Frankl “El hombre en busca de sentido”. Frankl era un psiquiatra judío quien fue llevado a uno de los campos de concentración en la Alemania Nazi. Toda su familia y todos sus amigos fueron asesinados con gas. Él habla en su libro sobre el día que él se mantuvo frente a los oficiales Nazis completamente desnudo. Ellos se habían llevado las ropas de los prisioneros, incluso el anillo de bodas de Frankl. Mientras se mantenía ahí sin hacer nada, de repente se dio cuenta que había una cosa que los Nazis no podían quitarle: Su elección de cómo responder.
No puedes controlar totalmente lo que otros te hacen. No puedes controlar totalmente lo que otros hacen a tu alrededor. Pero sí puedes controlar cómo respondes.
¿Cuál crees que sea tu propósito en la vida?
Una vez que te diste cuenta de que tú eliges como responder, ¿Cómo eso cambia tu perspectiva en una situación difícil?
¿Qué distracciones o influencias pueden hacer que te enfoques en tu problema y no en tu propósito?
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¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje? ROMANOS 10:14 (DHH)